Dear Brothers and Sisters,
In the marvelous story that we hear in today’s Gospel Jesus lays out the basic dimensions of the spiritual life.
Jesus gets into Simon’s boat. He meets them and us where we are and enters our ordinary experiences. He tells the fishermen to launch their nets into the deep. Simon expresses some resistance because they have already been fishing and have caught nothing.
Many times, we are encouraged to try something new but are resistant because it takes us out of our comfort zone. This can be applied to our spiritual lives and practices. We’ve been saying the same prayers since we were children, but we are invited to try new methods and practices.
This can be true in our new combined parish. St. John Berchmans and St. Hedwig have spiritual practices that are particular to their faith community. Now we are challenged to try some of the ones that are familiar to the other church community. This takes a conscious effort on our part.
Peter continues with putting out into the deep as Jesus suggests. We too need to look beyond ourselves to see where Jesus is calling us to.
Once in the deep-water Simon takes in an abundance of fish!! It is the same in the spiritual realm. When we risk a life of self-forgetting love, when we leave behind our selfish needs, we deepen our lives and receive a fullness that wasn’t there before.
After making the astonishing catch, Simon falls at the feet of Jesus and says – “depart from me for I am a sinful man.” In the same way when we deepen our relationship with Christ, we become more aware of our selfish needs and our sins.
Jesus concludes by saying to Simon – “do not be afraid; from now on you will be catching men and women.” When we have a deepening experience of God and acknowledge the obstacles that block us (our sins) we are propelled to mission. We are called to invite others to follow Christ and receive the grace of community.
This is a particularly important Gospel as we move forward together. We need to move beyond what is comfortable and continually invite others to join us in following Christ so that our lives may transform our united parish and the world beyond.
In His Love,
Father Patrick M. Marshall
Reflexiones del padre Marshall
Estimados Hermanos y Hermanas,
En la maravillosa historia que escuchamos en el Evangelio de hoy, Jesús expone las dimensiones básicas de la vida espiritual.
Jesús sube a la barca de Simón. Él se encuentra con ellos y con nosotros en dondequiera que estamos y entra en nuestras experiencias ordinarias. Les dice a los pescadores que echen sus redes a lo profundo. Simón expresa cierta resistencia porque ya han estado pescando y no han pescado nada.
Muchas veces intentamos probar algo nuevo pero nos resistimos porque nos saca de nuestra zona de confort. Esto se puede aplicar a nuestras vidas y prácticas espirituales. Hemos estado rezando las mismas oraciones desde que éramos niños, pero estamos invitados a probar nuevos métodos y prácticas.
Esto puede ser cierto en nuestra nueva parroquia combinada. San Juan Berchmans y Santa Eduviges tienen prácticas espirituales que son particulares de su comunidad de fe. Ahora tenemos el desafío de probar algunas de las que son familiares para la otra comunidad de la iglesia. Esto requiere un esfuerzo consciente de nuestra parte.
Pedro continúa remando mar adentro, como sugiere Jesús. Nosotros también necesitamos mirar más allá de nosotros mismos para ver a dónde nos llama Jesús.
¡Una vez en las aguas profundas, Simón captura una gran cantidad de peces! Es lo mismo en el reino espiritual. Cuando nos arriesgamos a una vida de amor que se olvida de nosotros mismos, cuando dejamos atrás nuestras necesidades egoístas, profundizamos nuestra vida y recibimos una plenitud que antes no teníamos.
Después de haber atrapado la asombrosa pesca, Simón cae a los pies de Jesús y dice: “apártate de mí porque soy un hombre pecador”. De la misma manera, cuando profundizamos nuestra relación con Cristo, nos hacemos más conscientes de nuestras necesidades egoístas y de nuestros pecados.
Jesús concluye diciéndole a Simón – “no temas; de ahora en adelante serás pescador de hombres y mujeres”. Cuando tenemos una experiencia más profunda con Dios y reconocemos los obstáculos que nos bloquean (nuestros pecados) somos impulsados a la misión. Estamos llamados a invitar a otros a seguir a Cristo y recibir la gracia de la comunidad.
Este es un evangelio particularmente importante a medida que avanzamos juntos. Necesitamos ir más allá de lo que es cómodo e invitar continuamente a los demás a unirse a nosotros a seguir a Cristo para que nuestras vidas puedan transformar nuestra parroquia unida y más allá del mundo.
En Su Amor,
Padre Patrick M. Marshall